No soy un hombre... no soy hetero, no soy afro, ni español, ni ateo;
No soy lo que ven, ni soy lo que intento que crean,
soy una mente en pelea.
Soy un jaleo.
Soy la contradicción cuando quiero hacer algo y no lo hago
y luego me arrepiento y me enfado.
Soy la promesa esa de: “A partir de ahora, verás”
y me lo creo de verdad, hasta que la cago...
Soy un montón de buenas intenciones, lo juro;
y reciclo, y cuido de mi gente, y me preocupo;
pero también tengo mi punto oscuro y hay cosas que no quiero compartir porque no quiero. Son mis asuntos.
Eso que te sirvió no sobra, se puede aprovechar si lo transformas y le das otro uso.
Tengo un cubo para envases y otro para disgustos,
con uno cuido mi salud, con el otro mi mundo...
Soy lo que muestro y lo que oculto,
soy un niño al que obligan a ser adulto.
No sé quién se ha inventado eso de los años, pero yo no envejezco, yo me descubro.
Y me di cuenta de que hay tantas vidas ahí fuera como ideas aquí dentro;
que el tiempo convierte tragedias en recuerdos.
Que cuando aprendo no es por la experiencia en sí, sino el momento;
que me pille dispuesto y abierto...
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